Es mentira, Roberto Alfredo Fontanarrosa, conocido como el Negro, no murió. No puede morir porque es inmortal. Se ganó el corazón de millones con un personaje que nació como parodia de los folletines criollos, del radioteatro gauchesco, en medio de una oleada de nacionalismo vinculada al resurgimiento del folklore. Pero ese personaje, “Pereyra por mi madre, e Inodoro por mi tata que era sanitario”, rompió todos los moldes. Su humor disparatado, inteligente, irónico, muchas veces crítico sutil, se ganó a grandes y chicos. Ver nota completa
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